Un animal rozado por el tiempo

Este libro se iba a llamar -se tituló en un breve avance- Del animal y su culpa. Y era un título cierto. Pero Un animal rozado por el tiempo es mucho más: es un nombre que seduce e implica al lector, que lo conduce al inicio misterioso del poemario y lo prepara para el tono de invocación directa, a veces oracular, que se sucede en los poemas. El verso breve, las composiciones escuetas, van acumulando imágenes de manera tan persuasiva que muy pronto aceptamos como visible su discurso sobre el animal como símbolo del amor, del dolor y de todo lo humano esencial: este principio de incerteza -una palabra muy repetida- habla también de un principio utópico de la vanguardia, y es difícil no imaginar entre estos animales a los que pintase Franz Marc. La trayectoria de Mª José Flores -siete libros, una antología y este nuevo volumen- refleja muy bien uno de los modelos de la renovación lírica en la Extremadura de los años ochenta y su evolución posterior. El magisterio de Juan Manuel Rozas en la Facultad de Filosofía y Letras, los premios y los libros que se suceden, la presencia en antologías, incluso la morosidad a la hora de entregar nuevos títulos tienen que ver con un proceso muy intenso de revisión, de búsqueda de unidad, de madurez, de concepción unitaria de su poética. En esa progresiva armonía -no sólo depuración- de la obra de María José Flores hay temas y tonos que dan forma a todo su discurso: el cuerpo o, mejor, la corporalidad que tan bien contrasta con la contención expresiva de los poemas, junto a todo lo que de instinto, plenitud, vivencia intensa del dolor y ausencia del tiempo encontramos en lo animal. Estos motivos constantes aparecen con una claridad ejemplar en Un animal rozado por el tiempo: la desdicha, la culpa, la derrota vividos con la instintividad animal que ilumina este poemario amoroso desde una voz absolutamente contemporánea. Los lectores de María José Flores saben que la espera entre sus libros es larga: diez años casi desde Poemas del cuerpo y cinco desde que cierra la Antología poética (1984-2003), donde aparecía un anticipo de este Un animal rozado por el viento: entre esos poemas y los que aparecen en el nuevo libro es también visible la tarea de homogeneidad, lectura y reescritura que el profesor Miguel Angel Lama señalaba en el prólogo de la antología, refiriéndose al conjunto de una obra revisitada por su autora en esa ocasión, que para satisfacción de todos se prolonga en este nuevo volumen. María José Flores nace en Burguillos del Cerro, Badajoz, en 1963. Estudia Filología hispánica en la Facultad de Filosofía y Letras de Cáceres; en la actualidad reside en Italia, donde da clases como profesora de Lengua y Literatura Españolas en la Universidad de LAquila (Italia), tras haber sido lectora y profesora en diferentes grados en otras Universidades como Trento, Milano, Pavía, Bérgamo y Génova. Poeta, es autora de los libros de poemas De tu nombre y la tierra (1984), Oscuro acantilado (1986), Nocturnos (1989), El rostro de la piedra (1993), Impura claridad (1995), Poemas del cuerpo (1999) y la Antología poética (1984-2003), publicado por la Editora Regional de Extremadura, donde se anticipaba Un animal rozado por el tiempo; ha obtenido premios como el Premio de Poesía de la Asociación de la Prensa de Badajoz, el Juan Manuel Rozas, el Premio Ciudad de Badajoz o el Premio Ciudad de Mérida. Su obra poética ha sido incluida en importantes y signicativas antologías de dentro y de fuera de la región, como Abierto al aire, de 1984, o Diez años de poesía en Extremadura (1985-1994), o Ellas tienen la palabra, de poesía femenina, y Poesía ultimísima, ambas publicadas en Madrid en 1997. Es autora igualmente del libro La obra poética de Caballero Bonald y sus variantes y Ramiro de Maeztu y Whitney: un intelectual herido por España, así como de numerosos artículos y ensayos críticos publicados en revistas especializadas.