¿Cómo hacer sin hacer?, ¿cómo respetar su libertad, sin dejarlos caer al precipicio?, ¿cómo conseguir transmitirles valores sin forzar ni adoctrinar?, ¿cómo acompañarles?
Acompañándonos. Conectando con la sencillez, la flexibilidad y otras habilidades blandas (y dormidas por saturación de datos y bulimia de acción). Porque educar es acompañar. Y el primer paso para acompañar es acompañarnos, desarrollando las cualidades que conectan con nuestra inteligencia emocional para mejorar la comunicación y la relación con nosotros mismos y así con las personas que nos rodean.