El Cortejo
Va subiendo el Cortejo mientras cae la candela,
entre encinas saladas y lamentos de ausencia.
íQué paciente la viuda!íQué animosa presencia!
Tres figuras de luto acompañan su estela.
Por la angosta vereda que conduce a la umbría,
se exacerban los cedros, se aglomeran los pinos
y los álamos tiemblan por designios divinos,
condensando en su tronco el fervor que sentían
Ya ensordecen con gritos las gaviotas marinas,
ya replican con trinos desde ramas vecinas.
Y los pasos se avivan en la espesa hojarasca.
Tras el seto, la fuente con su voz cantarina,
una mano piadosa con la urna se inclina
y los rezos cenizos en las almas se atascan.