Hay quien concibe la poesía como un inventario de ausencias,para otros es un juego para alimentar su ego. Hay quien habla de ella como instrumento de comunicación o como aspiración estética. Y quien afirma -rotundamente- que la poesía es el precio que algunos pagan por no saber vivir. De todas las definiciones me quedo con la última: la formuló José Emilio Pacheco. Y con la primera, ya que escribir es inventariar lo que ya no está, lo ya pasado; pero también celebrar la alegría efímera, las dádivas diminutas de lo cotidiano. Escribimos para preservar instantes, relevantes e irrelevantes, de nuestros días; pero también las sombras de nuestras noches. Escribimos -acaso- para tratar de entender por qué la vida quiere vida siempre. Y es de ese deseo de permanencia unamuniano, de esa tensión vital por celebrar el presente y el pasado, de donde nace la obra de muchos poetas, también la de Anabel Corcín, autora del verso anterior. Anabel Corcín practica en Fondo de armario una poesía antirretórica, directa y coloquial. Una lírica realista y urbana que la emparenta a otros poetas buscadores de lo esencial como Roger Wolfe o Karmelo C. Iribarren, pero también a nombres clásicos como Lorca o Cernuda. A lo largo de todo el libro observamos el paisaje de la ciudad como telón de fondo, tamizado siempre por la intimidad de la autora; una intimidad cifrada en un eje temático donde el amor y el desamor se hermanan con las epifanías cotidianas y el paso del tiempo.

Fondo de armario
ISBN: 9788412691955
$27.300
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