Ahora que me llamas bruja

En Ahora que me llamas bruja Marisol Santiago recrea el proceso de una relación abusiva desde el comienzo hasta la liberación. Aunque nos muestra la cruel realidad de este tipo de situaciones, susurra palabras de aliento ante el abismo y nos cubre con un manto de esperanza, animándonos a no perder nunca nuestro ser y a liberarnos de ese falso reflejo disfrazado de amor.

Por otro lado, en el proceso de luto por la pérdida de una querida amiga, la autora entrega un ramo de flores-poemas en su honor, en un homenaje a la amistad por encima de la distancia y más allá de la muerte.

Reflexiona, además, sobre cómo los recuerdos de infancia y juventud, si bien pueden conducirnos hasta la soledad, también consiguen abrazarnos.